ME QUEDÉ CON LAS GANAS

Javier Castañeda Monter

Ayer me llamó una persona y me dijo: estoy sana, no me duele nada, hago algo de ejercicio, mantengo una dieta adecuada y sin embargo  me siento desganada.

Me hice análisis a petición de un doctor y salí bien, todo en orden, entonces ¿cómo es que me siento sin fuerzas, siento que no tengo ganas?

Me dieron un medicamento para hacerme sentir bien y si, hizo efecto, me hizo salir de la cama y tener cierta energía, pero me siento desganada.

¿Suena conocido?, ¿suena familiar?

Muchas personas que están en situaciones similares me han buscado y he visto que son las mismas causas, aunque esta persona en particular está tomando el medicamento que le recomendaron y aun así se siente que le faltan fuerzas para sacar el día adelante.

Lo que veo es la consecuencia del encierro que estamos viviendo, en el cual se ha perdido la esperanza. De ahí que la pregunta obligada es ¿en qué o en quién pones tu esperanza?

La esperanza puede ser multifacética, podemos poner la esperanza en varias cosas o personas a la vez, por lo que puede ser que al ir perdiendo alguna vayamos sintiendo que perdemos fuerzas, sin que sea una cosa grave.

Podemos tener la energía para sacar parte del día, pero luego llega ese momento del día en el que el tiempo se vuelve lento, en el que las cosas no suceden, en el que nuestra cabeza divaga, ¿qué pasó?, todo iba tan bien.

La respuesta es simple de decir, pero puede no ser tan simple de resolver, pues perdimos esperanza en algo o en alguien y ese momento del día estaba lleno antes, ahora que se perdió esa esperanza, nos quedamos con huecos que no los llena la comida, o el ejercicio, o el medicamento, pues podremos tener todo y sin embargo sentir que falta algo en determinado momento.

Encontrar ese dolor en particular que dejó la pérdida de la esperanza concreta puede ser una tarea sencilla pero que requiere atención. En mí experiencia se necesita ayuda de un externo que nos obligue a reflexionar sobre lo que nos pasó, lo que nos llevó a este punto.

Para muchos, la esperanza es una sola, sin embargo yo he visto que no es así, he visto cómo vamos poniendo esperanza en personas o cosas o ideas que nos van ayudando a seguir adelante, que nos impulsan a transitar por situaciones difíciles y cuando alguna de ellas no se da, entonces podemos caer sin darnos cuenta.

También he visto como se confunde la esperanza con expectativa y esta confusión también genera que no tengamos las pilas para sacar un día adelante.

Hoy muchos hemos puesto expectativa en una recuperación inmediata para poder seguir “como antes”, pero vemos como las circunstancias están operando en contra y a pesar de que lo razonamos, no se asimila pues hemos perdido mucho, a veces hasta cierta libertad.

Para eso es la ayuda, para poder recuperar el que soy y poder seguir por el camino con la fuerza, la energía, la alegría y el buen humor a pesar de un encierro obligado.

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